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Trampa

  • Tamires Alves
  • 9 de mar. de 2018
  • 1 min de leitura

Una primera mariquita roja

con puntos negros

- de buen presagio -

se posó en mí.

Le pedí que cuando vos llegaras

nuestros días juntos fueran increíbles.

Ella, muy perspicaz,

me entregó su corazón

y,

vos y yo,

nos que_

da_

mos enamorados.

Las mariquitas me hicieron otras visitas

dos, tres, cuatro, cinco y seis...

Empezaron a encontrarme casi todos los días,

algunas rojas y otras en tono mostaza

Con sus vuelos alegres

Siempre me han concedido nuevas solicitudes

Mientras que ya no tengo más lo que desear.

Solo sonrío y les agradezco tanta suerte.

Mariquita es un termo raro, Joaninha.

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